Entre el dólar, la guerra comercial y las tensiones globales, los exportadores enfrentan un panorama desafiante. Aunque la disputa entre EE. UU. y China marca el pulso del comercio mundial, en Argentina las dificultades son más internas: falta de previsibilidad, infraestructura limitada, impuestos altos y costos financieros que restan competitividad.
El agro —uno de los motores de las exportaciones— también sufre las consecuencias: inundaciones, tasas elevadas y demoras en reintegros impositivos que frenan la rentabilidad.
Mientras tanto, el vínculo comercial con China se mantiene fuerte, pero el alineamiento político con EE. UU. y el nuevo proteccionismo global generan incertidumbre sobre el futuro de los mercados.
A pesar del contexto, el número de empresas exportadoras crece lentamente, mostrando que aún hay espacio para quienes buscan posicionarse con estrategia y visión a largo plazo.



